Coronas frente a carillas: ¿cuáles son las diferencias?

Muchas personas buscan mejorar la estética y funcionalidad de sus dientes, pero no están seguras de las opciones posibles, especialmente entre coronas y carillas dentales. Ambas son soluciones excelentes para corregir imperfecciones, pero sirven para fines distintos. En este artículo le explicamos las principales diferencias para que pueda tomar una decisión informada con su dentista.

Las carillas dentales son finas capas de cerámica o resina que se aplican en la cara externa del diente, es decir, en la parte que se ve al mirarlo de frente. Son ideales para corregir pequeñas imperfecciones como dientes manchados, desalineados o ligeramente rotos. Al ser mínimamente invasivas, conservan gran parte de la estructura del diente original, lo que las convierte en una opción popular para quienes desean una sonrisa más armoniosa sin grandes cambios en la dentición.

Las coronas dentales, por su parte, cubren todo el diente, actuando como un bloque y no sólo como una «tapa». Se recomiendan para dientes muy dañados, desgastados o después de tratamientos como la desvitalización. Al ofrecer mayor resistencia, son adecuadas para reforzar dientes débiles y mejorar tanto la estética como la masticación. Aunque requieren un mayor desgaste del diente original, garantizan una mayor durabilidad y protección.

La elección entre carillas y coronas depende del estado del diente y de los objetivos del paciente. Si la preocupación es puramente estética, las carillas pueden ser la mejor opción. Sin embargo, si el diente está muy comprometido, una corona será una mejor opción.

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